Cuantas veces decimos a los niños no andes descalzo. Ponerse los zapatos es algo tedioso para ellos y provoca guerras constantes entre adultos y pequeños. Andar descalzo está asociado por los adultos a la suciedad o al resfriado. Creencias que poco a poco se han instaurado en la sociedad y que han provocado que muchos padres consideren al zapato imprescindible para proteger sus hijos.
Sin embargo, las creencias no están basadas en ciencia. El calzado es un utensilio creado por el hombre para mejorar su vida. Pero el ser humano desarrolló su locomoción sin el uso del calzado. El desarrollo del esquema motor del niño debe desarrollarse en los primeros años de vida y el calzado es un elemento artificial que adultera la adquisición de un esquema corporal ajustado a su desarrollo biológico.
El calzado tiene una función muy importante en la protección del pie o en la reducción del impacto en las articulaciones. Es por tanto, un objeto muy útil en el día a día de cualquier persona. Pero el zapato no se creo con la intención de desarrollar al niño, sino de proteger sus pies. El desarrollo nueromotor requiere de estímulos sensoriales que el calzado elimina. El contacto directo con el suelo estimula el órgano más amplio del niño. La piel se desarrolla acostumbrándose a múltiples texturas. Además, dejar que el niño juegue en casa sin zapatos ayudará a un desarrollo optimo de su arco plantar que favorecerá la estabilidad y el desarrollo motor futuro del niño.
No pretendemos con este artículo decir que el niño debe andar descalzo todo el día. En primer lugar porque el calzado es importante para proteger el pie del niño en entornos desconocidos. Pero queremos contribuir a que los padres comprendan que dejar al niño jugar descalzo en espacios seguros y controlados contribuye de forma muy favorable a su desarrollo corporal y cognitivo.
La moda y las grandes marcas de zapatillas intentan hacerse con el mercado de la primera infancia creando zapatillas para los niños muy atractivas y con las mismas cualidades que las zapatillas del adulto. Sin entender que sus necesidades biológicas son distintas.
Por ejemplo, un jugador de baloncesto que pese 100 kilos y deba saltar 1000 veces a canasta a lo largo de un partido es normal que necesite unas zapatillas con cámara de aire que reduzcan el impacto que sus articulaciones reciben durante el salto. Pero unas zapatillas con cámara de aire en el niño no reducirá el impacto en sus saltos porque su peso es muy pequeño, y no necesita saltar de forma constante durante el juego. Sin embargo, si estarán limitando su capacidad para adquirir una habilidad motriz básica adaptada a su esquema corporal ya que el salto estará adulterado por unas plataformas de aire.
Es importante durante la infancia dar al niño las zapatillas más planas y simples posibles. Unas zapatillas que no alteren la percepción de su esquema corporal y que permitan su desarrollo motor adaptado a sus características anatómicas, fisiológicas y biomecánicas.
Así que, no se preocupe más y deje que el niño juegue descalzo porque será una fantástica manera de contribuir a su desarrollo neuromotor y a su felicidad.